Sobre el ruido de la pobre ciudad (el alma aérea)

Estaba despierto y cansado, llegue a mi habitación después de un clásico día de trabajo y una agotadora caminata por la ciudad. La noche calida de verano me hizo sácame la chaqueta y soltarme el nudo mal hecho de mi corbata, mi cama también mal hecha esta mirándome con cara de que ella tampoco esta lista para mi otra vez. y entonces me doy cuenta de que mi vida es demasiado solitaria incluso para mi. ¿Que se hace cuando todo lo que nenecitas es cualquier cosa que no puedes darte tu mismo?
Y nadie en el mundo esta cerca para decirte esa frase que darías todo por escuchar.
Bien, les diré que se hace entonces, dejas la chaqueta y la corbata en cualquier parte de esa cama que no te quiere, y dejas los zapatos también para que el peso extra no te estorbe. Ahora te asomas a la ventana y respiras hondo hasta sentir que el oxigeno realmente se metió en tu sangre y silvas una melodía que sale de tu corazón desprotegido. Silva a alguien que te escuche sobre el ruido de la pobre ciudad. y sobre los autos y las bocinas.
Entonces alguien responderá, una escalera del cielo bajara girando desde la altura y sin dudarlo la tomas y subes tranquilamente dejando que todo el pesado mundo quede bajo tus pies y ahora llegas hasta la blanca luna redonda y tibia donde esta ella, que te mira, que te abraza y que te dice esa frase, que deseabas oír y que no es la que habías pensado al comienzo de este cuento, no se parece a lo que podría haber deseado tu mente sin esperanzas, si no que es algo mucho mejor, es justo lo que deseaba escuchar tu ahora hinchado corazón.