Los zapatos vacíos...

En el suelo los zapatos, vacíos...
Los ojos que registran el mundo pequeño, girando lentamente, al fondo, por que en primer plano, sobre toda la belleza del cielo están tus ojos y tu risa.
El pulso del corazón golpeando en tu muñeca, que no se sabe donde termina, por que comienza en algún lugar de tu cuerpo la otra... mi mano... mi muñeca.
El azul profundo, el blanco espeso y brillante.
Una tela en el cielo. Donde colgar bien lejos de todo lo que el mundo nos propuso a ver si creíamos...

Las almas ven en la niebla...

Somos prestados, conjugados, mixtos, solitarios, como una ola, en su auge, en su caída, con su estruendo.
Somos un árbol, sin memoria de la semilla, llenos de marcas, llenos de anillos, todos nuestros años, todos nuestros cuentos, los recuerdos del amor, de otros cuerpos besándose en la oscuridad celosa, desapareciendo.
Somos música, ritmos sordos, melodías divinas, cantos desgarrados entre los ecos del mundo.
Somos un trazo, un solo trazo... que cambia de color cada tanto, que solo puede pasar una vez por cada segundo de existencia.
Nos multiplicamos, somos uno, somos dos, somos tres.
Nos queremos, nos odiamos, creemos en la fe.
Somos aves... algunos somos aves... mirando el cielo imaginamos que en otra vida nos tocara flotar en corrientes de viento cálido.
por ahora las sombras de los edificios nos despistan a ratos.
nos distraen de la verdad.
pero los ángulos erróneos de este mundo no pueden contra el instinto.
El salvaje sentimiento que nos guia, sin mapa, a través de la niebla, donde los ojos mienten, pero las almas ven.

Si existe algo más

Busco una imagen más potente en mi recuerdo que la del mundo girando bajo mi cuerpo en caída.
Busco tal vez un recuerdo más potente que el despertar a las cuatro de la mañana en un bosque, húmedo y caminar guiado por la música, sin terminar de despertar hacia la carpa de circo brillando en la oscuridad.
Recuerdo el temor inicial, la excitación también.
Los mejores amigos, en tantas pistas, en tantos parques.
No puedo recordar nada mejor que el circo en la vida, y si existe algo más... no me importa.

El mundo es real

Gaste las últimas monedas.
Las últimas energías de mi vida, en tratar de convencerme de que en verdad yo estaba haciendo todo mal.
A ver si con eso mantenía vivo el sueño que en algún momento fue... existió...
Pero algo no salio como pensaba...
Deje de cantar, deje de escribir, deje de silbar, deje de desear, deje de correr, deje de gritar.
Perdí la voz...
Un día pensé que nada en el mundo era real.
Así que rompí el cristal, jale el seguro y deje que el aire frío me desordenara la ropa, colándose en la piel...
La misma piel que no recordaba, del cuerpo que me había olvidado.
Me había olvidado...
Ahora que no tengo nada de lo que el sueño fue.
Ahora que el aire me trae la sal del mar a la boca.
Mi peso desaparece entre cuerdas...
Mis sentidos comienzan a funcionar...
Siento la saliva corriendo por labios entreabiertos.
El pulso de un corazón agitado que bien podría ser el mío
El mundo lentamente se compone otra vez, como un crucigrama de frases, bellas y tristes.
Y creo leer entre líneas algo increíble… sensualmente vivido.