Tuesday, July 18, 2006

El ultimo juego.


Lo mire largamente, con toda la claridad que cada milímetro de atmósfera podía generar en torno a el.
Otra vez se había quedado mirando tranquilamente al horizonte, sin fijar su vista en nada, como suele hacerlo cuando siente mi presencia. La calida luz caía y se reflejaba en su rostro brillante, tan brillante.
Había sido un día agotador para el y su piel estaba húmeda y sucia.
Ya tiene la edad, me llego el mensaje que temía hace años. Desde el día que nació.
Recuerdo ese día, fue como si todos los árboles del mundo dieran flor al mismo tiempo, en cierta forma así nos sentimos.
Tengo que admitir que durante los primeros años solo fue un niño más para mi, otra criatura infinitamente preciada y a la vez insignificante. Pero de pronto un día esto sucedió. Se quedo mirándome de frente como si me viera, juraría que enfoco sus ojos en mi, extendió su mano pequeña y acaricio suavemente una de mis alas, y donde el tacto no sintió nunca nada sus sentidos explotaron. Entonces comprendí que el estaba en medio de todas las cosas y sentí al mismo tiempo la felicidad y la angustia de saber que este día llegaría.

Lo miro. ¡que distante parece! Y esa distancia es justamente el lazo que me une a el.

En este momento podría abrir mi boca y comenzaría a escribirse la tarea, el universo lo ordena y solo yo tengo la misión. Ya no hay vuelta atrás, el esta concentrado ahora y solo debo hablar, o moverme, cualquier acto confirmaría sus sospechas, yo estoy aquí.
Voy a hacerlo, y terminare de una vez por todas con su vida como el la conoce, y luego de eso ya no tendrá mas opción. Me duele la sola idea, quisiera protegerlo de esto.
Cuento regresivamente, sintiendo como cada segundo se transforma en algo valioso para los dos, y el no lo sabe.
Me acerco a su oído, abro mi boca, y en ese preciso momento se estremece un poco. De pronto se desconecta, a la distancia aparecen dos niños de 11 años, sucios como el, sonrientes lo llaman a jugar con ellos.
El despierta del transe y sonríe, Se pone de pie y lo veo ir corriendo. Que alivio siento Dios mío.
Voy a darle este momento, un ultimo juego antes de todo el resto.
Su padre entenderá y el mundo esperara unos minutos más.
EL corre alejándose de mi como si supiera de lo que huye.
Las palabras que mi boca pronunciarían y que el ya no puede oír se transforman en algo mas tranquilo, y me quedo repitiéndolo y pensando en ello como una letanía,
" Ve Jesús... corre a jugar.
Corre... corre..."

1 comment:

El Bruto said...

Será que todos tenemos un poco de ese niño, todos estamos medios dormidos esperando que el destino se aparezca frente a nosotros y cante su canción.. esa canción que habla de la inevitabilidad de nuestro fin en el mundo terrenal,,, el camino lo elejimos nosotros el fin ya está escrito... será así...

Muy bueno tu cuento bro, en verdad me gustó, estas creando la capacidad de reflejar momentos a través de las palabras de llevarnos a esos instantes mágicos que describes y lo digo sin ser majadero, estás consiguiendo algo que muchos quisieran, que es acercar las historias a nuestra realidad, haciendo que que nos sintamos como un espectador en primera persona...
un abrazo
chau