Monday, November 24, 2008

La puerta abierta...



Esa ultima tarde en Colina II, escuche a mi padre hablar de mi madre y de mi, como si algo de su alma hubiera quedado extraviado para siempre en un pasado del que yo no era consciente
El patio estaba lleno de sol, el sol de las 5 de la tarde en pleno verano, afuera de la tienda, un terral y mucha gente paseando los ocho pasos.
El olor a mate y cigarro que lo impregna todo, a tierra, a agua sucia y a comida.
Eduardo, bien limpio y afeitado, me habla sin mirarme, ya no fuma,  no maldice, esta cansado, su alma según dice, esta apaciguada por fin.
Años y mas años.
Mi padre no paso toda su vida extraviado del mundo, paso toda la mía. Por eso lo miro y no encuentro en el nada que nos ate, como vuelta de un poema viejo que nos dedico cuando aun yo no nacía.
Me siento frío, tan frío que no se de donde salen las ganas de llorar.
Al toque de timbre, como niños al fin del recreo todos los hombres se separan de sus familias y se van a dormir, yo también me separo de mi padre, que me acompaña hasta la puerta de una reja abierta, pero se cuida de desviar dos paso su caminar para que nadie crea que pretende cruzar. Y se queda con sus manos gastadas, como las mías hoy, apoyadas entre la reja diciéndome cosas sobre una supuesta oportunidad que tendríamos juntos de vivir lo que habíamos perdido.
Y yo, de pura pena le digo que si, cuando todo mi ser piensa lo difícil que me resulta la idea.
Cada vez que cruce esa puerta abierta me dolió el corazón hasta un punto en que solo un niño puede experimentar.
Cada vez que mi comprensión del mundo se vio forzada a tratar de entender como era posible que esa reja abierta pudiese ser lo que definía nuestras diferencias.
Esa tarde como muchas antes, como muchas después, recorrí las calles de esta ciudad y otras, conocí a la gente que habita en los mundos que vemos y a muchos de los que casi viven en mundos que pocos ven.
Y a la fuerza aprendí la diferencia entre la libertad que tanto buscamos y creemos a veces percibir y la verdadera perdida de la condición humana.

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